23 Nov 2017
En esta ocasión en nuestro cuaderno de viaje nos vamos a un destino cercano para una escapada de fin de semana otoñal: la capital húngara, Budapest. Considerada una de las ciudades más bellas del corazón de Europa, se trata de una población rica en cultura y tradiciones fruto de su mezcolanza cultural a lo largo de la historia.
Con menos de dos millones de habitantes, esta ciudad se convirtió en una única cuando unió las dos orillas de río Danubio las ciudades de Buda y de Pest en 1873. Sin embargo, los primeros asentamientos fueron celtas, para ser posteriormente una ciudad romana. Otro momento importante de su historia y que explica la impresionante arquitectura de la ciudad y la anchura de sus calles es el hecho de haber sido la segunda capital del Imperio Austro-húngaro, potencia disuelta en 1918.
A continuación destacamos algunas paradas obligatorias en esta gran ciudad:
El barrio del Castillo de Buda y el Bastión de los Pescadores
Merece la pena subir a este barrio en funicular para disfrutar de las vistas que ofrece sobre el Danubio. Una vez allí, se puede dar un agradable paseo por la zona y parar a tomar un café con el famoso strudel de manzana del lugar en la cafetería Ruszwurm. Recuperadas las fuerzas, se puede visitar la Iglesia de Matías y terminar con la bonita panorámica que el Bastión de los Pescadores ofrece de Pest.
Bastión de los Pescadores
Iglesia San Matías
El edificio del Parlamento
Lo que es el tercer Parlamento más grande del mundo, este edificio es uno de los emblemas de la ciudad. De estilo neogótico, consta de 691 habitaciones y contiene, entre otras cosas, las joyas de la corona húngara. Imprescindible ver el edificio iluminado por la noche.
Baños termales
En 1934, Budapest recibió el título de «Ciudad de Balnearios» por ser la ciudad que cuenta con más pozos y aguas termales y medicinales del mundo. Estas aguas, con temperaturas de 21 a 78ºC sirven para tratar enfermedades de los órganos locomotrices, de circulación y ginecológicos. Destacamos el Balneario Széchenyi, de estilo neogótico e inaugurado en 1913, que cuenta con 15 piscinas, tres de ellas en el exterior. En este lugar, es muy común ver a los lugareños jugando al ajedrez dentro del agua.
La Avenida Andrássy y la Plaza de los Héroes
Esta gran Avenida también es conocida como la calle de la cultura, ya que ofrece más de dos kilómetros de museos, salas de recitales y la elegante Ópera. Situada en esta Avenida, nos encontramos con la Plaza de los Héroes donde podremos ver las estatuas que representan a los fundadores del país. Esta Plaza también está muy cerca del mencionado Balneario Széchenyi. Conviene hacer una parada y degustar uno de los platos típicos de la zona: el goulash.
El metro de Budapest
Sólo por el hecho de contar con el segundo sistema de metro más antiguo del mundo, merece la pena bajar las escasas escaleras que lo separan del exterior. Destaca en este sentido, la línea 1, que fue declarada Patrimonio de la Humanidad en 2002.
El barrio judío
Por último, pasear por este barrio de estrechas calles, nos permite ver una zona diferente de la ciudad. En él se encuentra la primera Sinagoga más grande de Europa y la segunda del mundo, tras la de Jerusalen, con un estilo morisco y bizantino.
Una ciudad, sin duda, en la que dejarse llevar y perderse por los múltiples contrastes que ofrece y que tan pronto te parecerá estar en París, que en Viena o en Moscú.
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