28 Sep 2017
La propia evolución del branding -la gestión de la identidad de las marcas-, lleva a la búsqueda de nuevas fórmulas y herramientas para llegar al cliente final de una manera diferente. Así fue como apareció el branded content, esa técnica que buscaba apelar a las emociones del público objetivo de manera que pudieran vincular éstas a la marca en cuestión. Así, hace un tiempo llegó también el debranding para determinadas campañas de marketing: la demarquización de la empresa.
El branded content busca la conexión con el usuario a través de la transmisión de valores y emociones.
Con esta técnica, el logotipo y otros elementos gráficos identificativos de la compañía pasan a ser ocupados por otros que colocan al usuario en su lugar. Un ejemplo claro de esta técnica es la utilización de marcas como Coca-cola o Nutella cuando pusieron los nombres propios de los consumidores en sus envases.
De esta manera, la marca deja de ser tan corporativa, pasa a ser más personal y obliga al usuario a reconocerla a través de otros elementos característicos de sus productos. Estas técnicas, dentro de grandes campañas de publicidad, generan un gran número de impresiones en redes sociales y se ha demostrado un mayor número de ventas, ya que el usuario final busca su producto personalizado y lo guarda como algo personal.
Así, parece que el uso de esta técnica puede ser una buena idea para determinados eventos corporativos ya que:
- permite sorprender a los invitados y hacerlos partícipes del encuentro,
- generará una gran repercusión del mismo en redes sociales,
- servirá de excusa para hablar de otros elementos de nuestra marca que queramos matizar,
- se puede combinar con otras técnicas de gamificación y mantener al invitado enganchado con nuestra marca durante más tiempo.
Con todo y a pesar de ser una excelente idea para conseguir algo diferente con nuestra marca, hay que tener en cuenta que para la utilización de debranding se debe contar con elementos de branding potentes y ampliamente reconocidos, ya que si no, se corre el riesgo de confundir al usuario final.
Si ya has participado en alguna campaña que haya usado esta técnica, nos encantará que la compartas con nosotras bajo el hashtag #masqueespacios.
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